Coágulo
Era una beso para herir mi mejilla.
“¿Por qué no sangras?” Me abandonaste ofendido.
La sangre marchita se amontonaba en mi garganta.
Gasté el último hilo de voz en pronunciar tu nombre,
así se encharcó mi boca.
Y todo lo que bebí de tus labios se derramó en un instante.
3 comentarios
Alejandra -
churra -
Un saludo
Anónimo -
L