Tocándonos
Tendemos a tapar y a proteger los cuerpos desnudos, por eso son fácilmente humillados. Pero podemos aprender a manejarlos asumiendo su condición. Tocándonos, acariciando, descubriendo que en lo vulnerable hay una riqueza y una expresión de la excelencia humana. Tocándonos pueden peligrar nuestras integridades. Tocándonos descubriremos la variabilidad de la experiencia, la inmensa contingencia de nuestros artefactos protectores y, a la vez, su inutilidad cuando conseguimos reducir los avatares a nuestra potencia. Y tocándonos establecemos vínculos comunicativos profundos, nos destapamos y nos reforzamos precisamente ofreciendo nuestra fragilidad, mudos y desnudos, hacemos hablar a lo que no tiene palabra y creemos más, es decir, aprendemos e integramos nuevas experiencias y nuevas reaciones, comportamientos diversos, intenciones distintas. Pero sobre todo, aprendemos a tratar, con la misma fragilidad que nosotros somos, la vulnerabilidad que se nos ofrece. Y saber reforzarla, cubrirla o arroparla, tendrá que ser signo de excelencia. Es decir, de vida buena.
Es tiempo de volver al cuerpo, al cuerpo desnudo, de iniciar un conocimiento desde el cuerpo y tocándonos puede ser el comienzo de una renovada forma de comprensión de nosotros mismos.
6 comentarios
hey cristian -
Virydiana -
Walton Beltrán -
Bea -
Besos y abrazos valiente provocadora!
Rouge -
Marc -
Un beso