Gota a gota
Si sigues siendo todo un caballero, creo que podré confesarte que guardo una botella de vino envenenado: sólo con respirarlo, tu mirada empieza a bailar por mi cuello aprendiéndolo con calma, mis ojos paran el tiempo en el lunar de tu mejilla izquierda. Cuando lo vierto en la copa, fluyo, solamente, sin ideas, fluyo a la altura de tu boca, latiendo gota a gota. Tus labios ansían desesperadamente la caricia del cristal, porque cuando bebes, me mojas, y al tragar, es desde mi vientre desde donde se expande el calor del vino. Pero tú te embriagas con el temblor contenido que desemboca en un beso; un beso envenenado que nos llevará a la más dulce de las muertes.
Si suena peligroso, acuérdate que hace mucho que perdiste el miedo a los precipicios, que aprendimos a cerrar los ojos y caminar con otros sentidos, como el gusto. Aquí guardo la botella, dime ¿te gustaría probar el vino?
2 comentarios
R.I.M.G. -
Espero poder seguir leyendo lo que de usted nace. Un beso.
Adúlter -